enero 08, 2009

CARTA A TI

En estos últimos días lejos, aunque han sido pocos, no he podido dejar de pensar en ti.

Eres un amigo reciente, pero que guarda prácticamente mi vida entera en su corazón y en su memoria.
Te convertiste en la única persona que pudo lograr, en tan solo días escuchar cada sonido de mis sentimientos y mi complicado pensar. Con paciencia y pasividad me brindaste cierto equilibrio, y un suspiro profundo que hacía tiempo mi pesimismo necesitaba escuchar.

Pero mi corazón ya te siente más allá y mi piel comienza vibrar con tus palabras y a temblar de a poco frente a tus ojos.
No logro ni describirte; sólo se que estas ahí y ahora, justo ahora, noto tu ausencia en cada momento que me pierdo, en cada lugar en el que no te veo.

Se pasan las horas sin ver tus ojos ni recibir tus abrazos; pasan las horas sin que mires mi boca y me recuerdes cuanto logra provocarte.
Pasan las horas sin tu respiración en mis hombros, sin tus besos en mi espalda; pasan las horas y enloquezco de tanto extrañarte, de tanto necesitarte.


Recuerdo momentos particulares y extraños, como jamás pensé en conocer; anécdotas que temo aceptar, y aun peor, contarlas más allá de nosotros dos.
Quizás los siento como sueños, muy ajenos y juzgados, muy erróneos e impulsivos. No los se dominar aun en mi cabeza, ni tampoco los logro aceptar.

Cada vez que los pienso los deseo un poco más, los necesito y los quiero repetir, sintiendo en mi interior que cometo el pecado más grande que se pudo inventar; negando que realmente me siento segura a tu lado.
Todo por no seguir extrañándote, todo por no aceptar que me vuelvo dependiente de ti y de esa forma de mirar.


¿Recordarías esas, nuestras, noches…tan diferentes a nuestros personajes de día?
¿Alguna vez pensaste en nuestras charlas reflexivas, tan opuestas en público y en privado?
¿Pensaste qué sería de nosotros si esas circunstancias no nos hubieran unido?

Cierto!!! Tú no piensas, me haces fantasear; delirar junto a tus ideas, sin droga ni exceso de pensamiento. Sólo con tus palabras libres y las mías confusas, multiplicamos la confianza desmedida que nos tenemos.
Y, últimamente, con el sudor mezclado de la noche, con el contacto aceptado y necesitado de cada cuerpo; con la extraña respiración que nos supera cuando nuestros labios se acercan, dejando fuera de juego toda amistad.


Recuerdo…cada segundo recuerdo…pienso, aunque tu no lo quieras, aunque no me dejes maquinar; aunque esta vez yo no quiera permitirme el desenfreno y pretenda mantener el secreto junto a la repetida palabra amistad…

Te quiero por dos razones, dos importantes explosiones en mi mente y en mi corazón. Sabelo, pues a ti te lo puedo recordar sin dejar de repetir: Deseo y Amistad.


Mi carta puede no tener fin, mis letras podrían confundir a cualquiera sin encontrar el hilo de una historia que ni nosotros podemos armar. Mi carta no expresa con detalles ni exterioriza cada sentir, porque ni siquiera nosotros, aun, nos lo permitimos.
No lo pensamos, no lo conocemos, no lo comprendemos, ni nos entendemos.
Estas letras para ti no son más que el fiel reflejo de quien ya no sabe más de qué exactamente se trata.
Aunque A VECES quiero dejarme llevar y no pensar, en algunos momentos busco dificilmente extraer de mi propia piel las marcas de esos días, y de esas noches, que aun hoy no se logran fusionar.

Creo que tan solo te quiero demasiado, y no permitiría que nada más que la distancia espacial nos alejara; si en algún momento, lo que sea, intentara dividirme fuera de ti, haría lo que fuera por quedarme pegada y no dejarte escapar.

Aunque tuviera que sacrificar interminables deseos y bloquear sentimientos, juro ante estas letras-mis testigos-que jamás perderé las charlas, los abrazos ni los recuerdos que nos acercaron al fin.

Juro ante estas palabras-mis testigos-que jamás dejaré de pensar en ti, u olvidar que puedes seguir a mi lado sin importar el porqué.
Juro ante esta carta-mi testigo-que este pensar te pertenecerá por siempre, y que estas dudas se volverán nuestra fortaleza, nuestro refugio y nuestra única y eterna amistad.


Mi carta a ti no es más que el recordarte cuánto hemos vivido, cuánto charlado y cuánto deseado…juntos…solo juntos en el interior de nuestro mayor secreto, nuestra única e irrepetible fantasía.

Mi carta a ti simplemente dice…simplemente...cuánto más es lo que hoy te quiero, sin dejarte un solo instante de extrañar…